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"La Violencia de Género, la Protección de Menores y los Desafíos Jurídicos Asociados al Uso de Nuevas Tecnologías"
Mañana es la fecha límite. Aquellos solicitantes de asilo que ya tengan una resolución denegatoria podrán acogerse a la Disposición Transitoria Quinta del nuevo Reglamento de Extranjería.
Hasta ahí, todo claro. Pero ayer, el Ministerio del Interior decidió añadir un matiz importante a este proceso con una instrucción que deja fuera a muchos de los que esperaban encontrar una salida.
Y sí, me refiero a los manifestantes.
¿Quiénes son los manifestantes?
Para el Gobierno, toda persona que ha expresado formalmente su intención de solicitar asilo es un solicitante, incluso si aún no ha sido citada para la entrevista.
Tienen el papel blanco.
Llevan meses esperando una cita.
No han recibido una resolución, y por tanto, NO pueden acogerse a la DT 5ª.
Tampoco se les computará el tiempo en España para los nuevos arraigos.
Básicamente, el mensaje es claro: estas personas quedan en un limbo. No pueden avanzar por la vía del asilo ni encontrar un resquicio en la normativa de Extranjería.
Esta decisión es una estrategia de doble filo: Por un lado, una vía de escape limitada para aliviar la saturación del sistema de asilo.
Por otro, un cierre de puertas tajante para quienes llevan meses atrapados en la espera.
Y aquí llega la reflexión.
Muchas de estas personas vinieron con la esperanza de encontrar protección, de hallar un camino dentro del derecho y la legalidad. Pero la respuesta que están recibiendo es que su espera no cuenta, su tiempo en España no suma, su proceso no avanza.
No se trata solo de leyes, sino de personas. De familias que han apostado todo a un trámite que ahora les deja a la deriva.
Lo que nos queda es hacer derecho, buscar soluciones, pelear cada caso con las herramientas que tengamos. Porque, aunque el panorama es complicado, rendirse no es una opción.
Si estás en esta situación o conoces a alguien que lo esté, es momento de actuar.
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